Estamos contentos de poder saludarles nuevamente.
Queremos compartir con ustedes la siguiente reflexión. Es nuestra oración que estas palabras, conforten los corazones de aquellos que estén en medio de diversas aflicciones.
Reciban un abrazo sincero.
¡APRENDIENDO A TRAVÉS DE LAS AFLICCIONES!
by David Wilkerson |
El salmista escribe, “Bueno me es haber sido humillado, para
que aprenda tus estatutos.” (Salmo 119:71). Usted como yo se preguntará,
“¿Qué clase de teología es ésta? ¿Acaso es bueno ser humillado?”
En este contexto, la palabra hebrea referente a aflicción
significa “rebajado, escarmentado, humillado, debilitado, deprimido.” Cuando
usted coloca estos significados en el versículo anterior, usted lee: “Es bueno
para mí ser rebajado, escarmentado, humillado, debilitado, deprimido - para que
pueda aprender los estatutos del Señor.” La palabra estatuto significa, “ley
grabada.” El salmista está diciendo, “Es bueno que yo haya pasado por estos
problemas porque en el proceso, Dios estaba grabando Sus leyes y caminos en mi
corazón.”
El Señor permite que tribulaciones lleguen a nosotros para
probarnos, pero éste no es el propósito primordial. Por el contrario, nuestras
aflicciones nos enseñan a caminar rectamente delante de Él. La Biblia nos dice:
“Muchas son las aflicciones del justo,. . .” (Salmo 34:19). De acuerdo con el
salmista, la finalidad de nuestras aflicciones es aprender de ellas.
Una de nuestras parejas misioneras nos escribió acerca de la
situación que vive una nación de África donde ellos están ministrando.
Este es uno de los países más pobres de la tierra. Su situación ha
empeorado grandemente gracias a la guerra civil.
Misioneros recientemente transitaron por dicho país en un
camión junto con otros cristianos de un país aledaño. Ellos estaban entregando
recursos de abastecimiento y planeaban asistir a una reunión por la noche en la
zona fronteriza. Aproximadamente cinco millas de la frontera, el camión empezó
a pararse. El conductor continuaba presionando el pedal del auto pero éste se
movía lentamente. El grupo de misioneros estaba desalentado al ver que el auto
frente a ellos empezaba a alejarse. Finalmente, ellos arribaron a la frontera e
instantáneamente la máquina del auto murió. Simplemente dejó de moverse. Todos
se preguntaron, “Señor, ¿qué está pasando?” De repente, los guardias
fronterizos empezaron a gritar, “¡Hubo una explosión en la frontera, no lejos
de aquí! Una de las facciones en guerra explotó un carro que acababa de pasar
por aquí.” El grupo de misioneros se dio cuenta que el carro que había sido
atacado era justamente el que se encontraba frente a ellos. Si el carro de los
misioneros hubiera funcionado correctamente, ellos hubieran sido atacados.
A la mañana siguiente, el conductor del grupo misionero
trató de encender el auto - y éste arrancó de inmediato. De hecho, funcionó
perfectamente durante el resto del viaje. Ellos reconocieron que los propósitos
de Dios habían sido cumplidos a través de un aparente percance.
Puedes leerlo en su página original http://sermons.worldchallenge.org/es/node/17003
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